Existen diferentes mecanismos que se encargan de mantener la puerta cerrada. Los resbalones cumplen esta función y son unas piezas que van dentro de la cerradura. Cuando el mecanismo se acciona, el resbalón de la puerta se retrae y permite que esta se abra.

Hay más piezas que cumplen funciones parecidas, como el pestillo, con la diferencia de que el pestillo no forma parte de la cerradura, es un mecanismo aparte, que se puede instalar para mantener la puerta cerrada, pero con un procedimiento diferente.

Los resbalones han ido evolucionando con el paso del tiempo y ahora existen resbalones eléctricos, que permiten automatizar las puertas de forma que se puedan abrir pulsando un botón, sin necesidad de usar una llave o presionar una manilla. Esto es especialmente útil en puertas de entrada a edificios transitados u oficinas.

A pesar de todos los avances y mejoras que se implementan en los nuevos modelos de resbalones pueden surgir algunos problemas en relación a estas piezas. En este artículo os resumimos algunos de estos inconvenientes que pueden aparecer.

Problemas de apertura del resbalón

Aunque el bombín funcione perfectamente, puede darse el caso de que existan problemas a la hora de abrir los resbalones de las puertas que hemos colocado. Esto puede suceder cuando la puerta está descuadrada o cuando el alojamiento donde se encaja el resbalón se ha desplazado ligeramente. Aunque el desplazamiento puede ser imperceptible a simple vista, un pequeño desencuadre puede ser suficiente para dificultar la apertura.

Puerta desajustada

Puede ocurrir que instalemos una puerta y a la hora de usarla no encaje correctamente. En estos casos, cuando intentamos cerrarla, el mecanismo del resbalón no alcanza el hueco donde tiene que introducirse para mantener la puerta cerrada. Resolver este problema no tiene por qué ser tan difícil como parece a priori, ya que puede ser que los tornillos no se hayan apretado correctamente o que no sean los adecuados para esa puerta.

Muchas veces este tipo de incidencias son ocasionadas por detalles a los que no hemos prestado atención o no hemos dado importancia pero que son claves en el correcto funcionamiento de la puerta.